Dieta basada en plantas por un mundo mejor.

Victoria rural, foto tomada en Diciembre 2019.

Con los incendios forestales en Australia se ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el cambio climático en este país. Hay 3 corrientes de pensamiento sobre como abordar el tema 1) pensar que es un ciclo climático natural de la tierra (así como ha habido eras de hielo, por ejemplo) y que no hay nada que podamos hacer al respecto 2) este ciclo climático ha sido acelerado por el ser humano, y si nosotros lo hemos acelerado, también podríamos contribuir de forma colectiva a desacelerarlo 3) la tierra no se está calentando y no está pasando por un cambio climático como tal.

Yo estoy del lado de la segunda, hay mucha documentación que sugiere que el uso de combustibles fósiles, agricultura, tala desmedida de árboles, cambios en los ecosistemas por urbanización, consumo desmedido y contaminación del agua, etc. contribuyen a que la tierra esté pasando por un cambio que afecta su equilibrio en los ecosistemas, se incrementen las temperaturas, por decir un ejemplo, y amplifique la magnitud de los incendios forestales en la tierra.

No estoy diciendo que los incendios forestales de este año en Australia han sido causados por el cambio climático, de hecho, cada año hay cientos de incendios forestales en Australia (a pequeña escala), hay teorías que apuntan a que es parte del ciclo del ecosistema ya que el humo generado por los incendios ayuda a alrededor de 400 especies de árboles a germinar. Pero que existe la posibilidad de que han sido exacerbados a causa del hombre.

Pero, ¿Cómo podemos contribuir para que la situación por la que estamos pasando se alivie un poco?, o por lo menos que no se agrave al paso tan acelerado en el que se está dando. Imaginar un mundo dónde las próximas generaciones – nuestros hijos – puedan por lo menos disfrutar de lo que nosotros podemos ver hoy en día en la naturaleza. 

Disfrutar del bosque, sentir la nieve (se estima que el cambio climático de seguir así la nieve será un vago recuerdo, una anécdota contada por viejas generaciones o una imagen en una pantalla), beber agua de los ríos, saber que todavía hay rinocerontes vivos,  bañarse en el mar sin ningún tipo de precaución extrema.

Desde mi forma de ver las cosas, llegué a la conclusión de que si iba a ayudar al planeta lo iba a hacer con algo de mi estilo de vida que hago diariamente y que actualmente está impactando al medio ambiente de forma muy efectiva, en este caso, escogí la alimentación – dejé de comer animales y productos derivados.

Desde entonces he conocido a muchas personas que han hecho el mismo cambio. Y me llena de entusiasmo cuando veo que lo hacen, primero informándose, poniendo un compromiso, luego ejecutando el nuevo estilo de vida; porque esto es así, cuando se toma la decision, se experimenta un antes, y un después. No hay medias tintas. Un día dices “dejaré de comer tal producto animal”, y sin más, lo haces.

Se dice que si gran parte de la población del planeta ajustara su estilo de vida y dejara de comer productos animales por un día a la semana, el efecto invernadero se reduciría a gran escala, el impacto positivo en el planeta sería notorio y podríamos verlo en esta generación; tan lejos y tan cerca.

No es necesario que todo mundo se vuelva 100% vegetariano/vegano para ver un cambio, desde mi punto de vista sería un enfoque improbable con muy altas probabilidades de fallo – con solo tener el compromiso a reducirlo ayudaría bastante. Un día a la semana.

Si has pensado en cambiar tu dieta o intentarlo, dale una oportunidad. Comer un día a la semana no significa comer ensaladas insípidas ¡oh no! Hay muchas recetas vegetarianas en línea que de seguro te van a inspirar. 

En lo personal me sentí con mucho ánimo cuando lo hice, sentí que estaba tomando una decisión propia, que estaba forjando mi propio camino,  que estaba intentando cosas diferentes a las que me enseñó la cultura de donde vengo (que se me enseñó/aprendí casi de forma automática), porque sin mucho pensar, uno termina haciendo lo que se hace a nivel popular, y se puede llegar a viejo viviendo así, sin cuestionar nada; me sentí poderoso.

Porque la ganadería genera efecto invernadero, porque los desechos de la ganadería terminan contaminando tierras y ríos, porque se utiliza mucho alimento y agua para generar un kilo de carne, porque la tierra usada para ganadería queda básicamente inservible para otro uso. Porque es bueno para la salud. 

En realidad, me di cuenta de que si nutres tu cuerpo con otros alimentos y lo haces hasta que te sientes físicamente satisfecho, lo mas probable es que los antojos de la comida que has dejado de comer vengan por motivos psicológicos (emocionales). 

Por ejemplo, en mi caso, cada Navidad (verano en el hemisferio sur) paso por un lapso  de  antojo/emoción por comer marisco, me recuerda a mi padre. Me recuerda al lugar donde nací. Me recuerda la brisa del Mar de Cortés, me recuerda a mis hermanos, a mis primos. Es como si el sentimiento Navideño, de apego familiar, se expresara de esa forma. Ha habido años dónde he comido marisco en Navidad, porque no tengo que ser perfecto. Porque en esta vida hay veces que hay hacer excepciones, y llegar a buenos términos con uno mismo. En esta última Navidad no sentí la necesidad de comer marisco. No pasó nada. 

No soy perfecto, y sé que algunas de mis decisiones de consumidor no ayudan al planeta – pero de alguna forma tengo que ser funcional (creo); uso automóvil que consume diesel, me ducho a diario, uso teléfono celular, tengo una computadora (ambos contaminan muchísimo cuando se desechan), entre muchas otras mas …

Pero creo que podemos también cambiar un poco nuestro enfoque de consumidor
Cuando compro una computadora lo hago con un tanto de conciencia, gasto tal vez un poco mas de la media y termino comprando una computadora con altas especificaciones, por dos razones: 1) rendimiento 2) longevidad – en los últimos 12 años he comprado 2 laptops (trabajo en el area de las tecnologías de la información, proyectos informáticos) y no he sentido que mi herramienta principal de trabajo me falle – se pueden hacer las cosas con intención.

Porque si estamos en una posición, moral y financieramente hablando, en donde podamos contribuir de forma consciente, creo que deberíamos de hacerlo. 

En este 2020, seguiré aprendiendo, seguiré ajustando, seguiré intentando ser el mejor ejemplo para mis hijos.

Estos libros me han ayudado muchísimo con mi cambio de estilo de vida. (enlaces a libros en Amazon – sin comisión).

Algunos datos sobre Australia.

  • 67% del agua en Australia es usada en agricultura
  • De esa agua, 47% es usada para pastoreo de animales que han sido criados para la industria cárnica – el 10% es usada para producción de frutas y verduras para consumo humano.
  • El resto es usado para: cultivos relacionados con la industria textil (p.e algodón), caña de azucar, cereales, etc.
  • Se requiren 15,000 litros de agua para producir un kilo de res y 1,000 litros de agua para producir 1 litro de leche.
  • La agricultura animal es responsable del 18% de los gases emitidos que generan efecto invernadero. Un porcentaje mayor a lo generado por vehículos de combustion interna. 

Datos de:

https://www.dpi.nsw.gov.au/__data/assets/pdf_file/0010/204895/Maximising-returns-from-water-in-the-Australian-vegetable-industry—National-Part1.pdf

https://www.instagram.com/climatesavemovement/

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